— Marten Schinke, voluntario de Alemania
En el fin de semana largo del 17. hasta el 20 de abril pasé Semana Santa en Tandil. Es un pueblito más o menos 350km en el sur de Buenos Aires. Antes de ir por alla, averigué en la pagina de turismo de Tandil que eventos se van a realizar. Y además contacté alguna gente a través de la pagina couchsurfing, para quedarme alla en su casa.
Como ví, que hay muchos eventos y los anfitrónes habían aceptado mi consulta, me alegraba mucho viajar por alla. Todo estaba preparado para que este fin de semana sería buenisima. Pero cuando llegé me dí cuenta que va a estar mejor que yo me hubiera podido imaginar.
Nicolas ( mi anfitrón ) me buscó en el terminal de Tandil y juntos fuimos a un mirador arriba de la ciudad. Cuando llegamos a casa, la pizza que el hizo ya estaba esperando a nosotros, para que nos quitamos el hambre. Después de la noche (en una cama muy comoda) me levanté y fue saludado por un mate que realmente estaba bien hecho. Compartimos el desayuno argentino mientras el me explicó en una manera que parecía a un guía de turismo, con cuales bellezas Tandil puede impresionar. En este momente estuve muy sorpendido y contento por la hospitalidad y el carino que Nicolas me brindó. Este sentimiento estuvo reforzado cuando el me dío su llave del departamento. El tuvo tanta confianza en un ajeno y quiso que yo paso lindo mi estancía en Tandil. A causa de sus explicaciónes detalladas, podía disfrutar la ciudad y el alrededor de la mejor manera. En la noche el encontró una posibilidad para que podemos salir a una fiesta. Así más o menos pasaraon los días en Tandil.
Al final de mis mini-vacaciones me quedé con un sentimiento grato y con la experiencia de encontrar un nuevo amigo. Los esfuerzos que toman los anfitrónes para sus hospedajes son increibles. Para mi esta actitud tuvo un gran impacto para mi y me emocioné realmente.