— Marten Schinke, voluntario de Alemania
Hoy, cuando me desperté y bajé para desayunar, encontré la casa en tranquilidad, calma y paz. El sol estaba brillando suavemente sobre la mesa en el patio y un viento refrescante me dejo gozar la comida muy cómodo. Pero esta impresión no debía quedar para siempre. Media hora después, cuando los chicos volvieron a la casa del mundo de su viaje al país de los suenos, la casa se transformó en un encuentro de nacionalidades, historias y conversaciones diferentes.
Si hubiera prestado atención, te hubiera podido comentar cuales son las costumbres de cada uno y como se distiguen. Pero lo que si te puedo decir es, que es muy interesante ver que cada uno tiene su propia manera de empezar el dia.
Además en el día, cada persona que vive en la casa tiene la posibilidad de viajar (con un poco de imaginación;) ). En este momento tenemos mucha gente de varias nacionalidades viviendo en la casa, lo que significa que hay un intercambio cultural frecuente. Como cada persona quiere presentar el mejor lado de su país, los otros tienen muchas ganas de descubrir distintos lados.
Si vives aca te vas a dar cuenta que cada país tiene su riqueza y que vale la pena abrir su mente para nuevas formas de ver.
Con vínculos de amistad en todo el mundo y con los prejuicios desaparecidos, los habitantes de esta casa se transforman en actores pacíficos en esta gran obra que es el mundo. Y ver las diferencias de un desayuno puede ser el primer paso de una mente abierta.