— Marten Schinke, voluntario de Alemania
Muchas veces vienen o llegan gente a la casa para absolver su pasantía. Si arriban en la mañana, tienes la opotunidad de estar testigo de un proceso frecuente y interesante. Es costumbre en Buenos Aires, que la gente que viven aca, toman Mate. Pero para los extranjeros puede parecer ajeno.
Muchas veces cuando ven el Mate, su primer impresión no esta tan buena. El Mate les parece un líquido medio hippie, sin higiene (porque se comparten y usan la misma bombilla) o sencillamente muy extraño en todas sus formas.
Pero como es costumbre tambien, la gente de la casa invantan los nuevos explicandoles algunas importancias a tomar mate. Por ejemplo que el cotidiano esta caracterizado del Mate y cual es su historia. En ese sentido se nombran el Mate como símbolo por la charla entre amigos, un encuentro, un descanso del trabajo, la personalidad de cada uno o por la cultura del país.
El resultado de la primera experiencia matera por lo general suele ser un rostro de «asco». Ese sentimiento esta generado a causa de un gusto muy amargo, fuerte o raro, el agua muy caliente, la hierba llavada o simplemente porque el ritual de tomar mate no es comparable con algo parecido . Esta primera reación puede parece antipatíca, sin embargo es tan solo la introdución a una gran historia personal con el Mate.
Después algunas minutes la gente da cuenta, que ahora ha llegado en Argentina y el mate es lo que indica tal cosa.
Cuando llega el momento de la despedida, de su vuelta a su país muchos llevan algunas Mates como recuerdo. Esto implica que se han acostumbrado con Argentina y empezaron a gustar, querer y disfrutar el Mate. Se transformó en un parte fijo o permanente de su vida cotidiana y así llevarán un pedasito de la cultura argentina.